Por Domingo Ant. Nicolas, rerlaciones publicas
La
Confraternidad de Iglesias Evangélicas Inc. de San Pedro de Macorís, en virtud de
las palabras expresadas el día de ayer
por el Obispo de la Iglesia Católica de San Pedro de Macorís en el marco de la
celebración del día del Poder Judicial, quiere edificar a la opinión pública y
al pueblo en sentido general en lo siguiente:
Por resolución
de la Honorable Sala Capitular del Ayuntamiento Municipal de esta ciudad, se
celebra cada 10 de enero el Día Municipal del Perdón, actividad que ha venido
organizando la pastora Salvadora Sabino y el Ministerio que ella dirige con el
apoyo de la Confraternidad de Iglesias evangélicas y la comunidad cristiana.
Este evento
aglutina todos los sectores organizados de la ciudad, entiéndase político,
social, educativo, comunitario y demás. No es una simple actividad de corte
religioso, pues la intención es que todos los que de una forma u otra
participamos en la conducción de los asuntos de la ciudad, tomemos un tiempo
para reflexionar, pedir perdón y recibir perdón, por los posibles errores
cometidos en perjuicio de nuestro prójimo y nuestro Dios.
Por tales
motivos, no creemos que sea una provocación o un irrespeto el que este año se
hayan hechos los arreglos para que tan significativo acto se celebre en la
Plaza Padre de la Patria (antiguo Parque Salvador Ross) frente a la Catedral
San Pedro Apóstol. Dicho espacio se ha utilizado en el pasado para diferentes
actividades, las cuales consideramos de mucho menor virtud y provecho
espiritual para la ciudad que el Día Municipal del Perdón. Además, hacemos
memoria de eventos que se consideran manifestaciones culturales que allí se han
realizado y nada ha pasado.
Por tal
motivo, apoyamos la realización del Día del Perdón, no importa el lugar que se
realice, creemos que es tiempo de perdonar y recibir perdón. El perdón sana,
restaura y da vida.
Hacemos un
llamado a la población de San Pedro de Macorís a reflexionar en los beneficios
espirituales para nuestra sociedad que representa que: la familia, los amigos,
los compañeros de trabajo, dejemos a un lado el rencor, la indiferencia, la
falta de empatía y amor al prójimo. Más bien nos humillemos de corazón sincero
ante Dios para que vengan tiempos de refrigerio a nuestro San Pedro de Macorís
que tanto lo necesita.
“Perdónanos
nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonara también a vosotros
vuestro Padre celestial.” (Mt. 6: 12, 14)